Resumen

Antecedentes: De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud y de la UNICEF del año 2009, la deficiencia de hierro es la carencia nutrimental más extendida en el mundo. Esta deficiencia ocasiona un desequilibrio entre las necesidades y el suministro de hierro, que conduce a la anemia. Dos mil millones de personas padecen anemia en el mundo, la mitad de ellas por deficiencia de hierro. Los grupos más afectados son los niños y adolescentes, debido a sus mayores requerimientos determinados por el crecimiento y, en la mujer en edad fértil, por la pérdida de hierro debida a la menstruación o a las mayores necesidades de hierro durante el embarazo. Este aumento de las necesidades no es cubierto por la dieta habitual, porque tiene cantidades insuficientes o baja biodisponibilidad de hierro. Objetivo: Proporcionar al médico de primer contacto: médico general, familiar, ginecoobstetra o especialista no hematólogo, una herramienta práctica basada en evidencia que facilite el diagnóstico y tratamiento oportunos de la paciente con anemia por deficiencia de hierro durante el embarazo. Además, unificar criterios para agilizar el diagnóstico y racionalizar el uso de los procedimientos de diagnóstico y tratamiento para mejorar la calidad de vida y la funcionalidad de pacientes con esta enfermedad. Método: Se empleó el método de consenso mediante la técnica grupal de panel de expertos. Se realizaron dos rondas para la estructuración de las preguntas clínicas. La primera fue para facilitar a los grupos de trabajo enfocarse en los temas clínicos y a la población de interés; la segunda fue para ayudar a realizar preguntas específicas apegándose a la estructura Patient, Intervention, Compare and Outcome (PICO). Las variables clínicas de estudio primarias y secundarias se definieron por los grupos de trabajo a partir de las preguntas clínicas previamente desarrolladas y durante el periodo de trabajo cara a cara, de acuerdo con la historia natural del padecimiento: factores de riesgo, clasificación diagnóstica, tratamiento (farmacológico y no farmacológico) y pronóstico. El nivel de evidencia y recomendación clínica se catalogó con base en la Clasificación de Nivel de Evidencia y Recomendación Clínica del Grupo de Medicina Basada en la Evidencia de la Universidad de Oxford. Resultados: En México, 20.6% de las mujeres embarazadas padecen anemia, sobre todo las de entre 15 y 16 años de edad, que tienen una prevalencia de 42.4 y 34.3%, respectivamente. Alrededor de la mitad de los casos se deben a deficiencia de hierro. Este tipo de anemia se asocia con mayor riesgo de parto pretérmino, peso bajo del recién nacido y mortalidad perinatal. La evaluación inicial de la embarazada con anemia debe incluir historia médica, examen físico y cuantificación de índices eritrocitarios, concentraciones séricas de hierro y ferritina. La medición de esta última tiene la sensibilidad y especificidad más altas para el diagnóstico de deficiencia de hierro. La complementación diaria de hierro oral, a dosis de 60 a 120 mg, puede corregir la mayor parte de las anemias leves a moderadas. El tratamiento más recomendado es con sales ferrosas (sulfato ferroso, complejo de hierro polimaltosado o fumarato ferroso). En caso de intolerancia al sulfato o fumarato ferroso, el hierro polimaltosado es mejor tolerado. El tratamiento debe administrarse hasta que los valores de hemoglobina sean mayores de 10.5 g y la ferritina se encuentra entre 300 y 360 μg/dL y vigilarse a lo largo de por lo menos un año. La administración parenteral es una opción para pacientes con intolerancia severa a la vía oral, aun cuando debe vigilarse la posibilidad de anafilaxia, que es menor cuando se utiliza sacarato férrico. La transfusión se reserva para pacientes con hemoglobina menor a 7 g/dL o con descompensación cardiorrespiratoria inminente. Conclusiones: La deficiencia de hierro es la deficiencia nutricional con mayor prevalencia en el mundo y sus consecuencias en el embarazo pueden ser altamente riesgosas para la madre y su hijo. El diagnóstico de anemia puede fácilmente establecerse valiéndose del análisis sanguíneo que incluye la determinación de ferritina sérica. La medición de hierro sérico no debe usarse como único marcador para establecer el diagnóstico. Es importante descartar otras causas, además de las carenciales, que generen anemia en la paciente. Es importante proponer la toma de hierro complementario no sólo en el periodo antenatal sino también posterior al nacimiento o enseguida de un aborto para satisfacer la necesidad del hierro perdido. En anemias severas (hemoglobina menor de 9.0 g/L) pueden requerirse dosis mayores de 120 mg de hierro por día. El tratamiento siempre deberá iniciarse por vía oral, y si ésta no es bien tolerada, se utilizará la parenteral.

Palabras clave: Anemia embarazo anemia por deficiencia de hierro diagnóstico de anemia tratamiento de anemia.

2012-11-28   |   1,695 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 80 Núm.9. Septiembre 2012 Pags. 563-580 Ginecol Obstet Méx 2012; 80(9)