Los maestros y pilares del Instituto

Autor: Gamba Ayala Gerardo

Fragmento

El reconocimiento más alto al que se puede aspirar en la medicina es a ser considerado Maestro, no solamente por los estudiantes directos, sino por todos los residentes, médicos, enfermeras y demás miembros de la comunidad, pertenezcan o no a la institución. Este nombramiento está reservado para unas cuantas personas y surge con el tiempo, poco a poco, sin que nadie lo note; llega silencioso, se va colocando y cuando menos nos damos cuenta ya está ahí en boca de todos y decidimos colectivamente llamar Maestro a un miembro de la comunidad, porque de una u otra forma reconocemos que en nuestra educación como médicos, profesionales, investigadores o, más aún, como seres humanos, hemos sido influenciados positivamente por esa persona. Cuando esto sucede, el Maestro es alguien que está más allá de otros reconocimientos. Ya no parece importar si publicó algo relevante, si curó a muchos enfermos, si recibió premios de alto prestigio nacional o internacional, si fue presidente o no de academias. De hecho, los llamamos Maestro sin conocer en realidad la mayor parte de su currículo, porque este apelativo no se gana sólo por la obra realizada, sino que se requiere algo más: humanismo, humildad, cariño por el ser humano, pasión por servir, tolerancia, vida ejemplar, amor por el prójimo, sabiduría y senectud.

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2013-07-22   |   745 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 65 Núm.3. Mayo-Junio 2013 Pags. 197-198 Rev Invest Clin 2013; 65(3)