Resumen

Desde el empleo del catéter ureteral en 1967, y posteriormente la introducción del catéter doble J en 1978, el uso de este último se ha convertido en una herramienta imprescindible para la práctica urológica. Se presenta el caso de una mujer de 51 años de edad, con antecedente de colocación de catéter doble J por estenosis de la unión ureteropiélica izquierda, 6 años antes de su ingreso. Desarrolló choque séptico secundario a empiema, fístula diafragmática y absceso en hueco pélvico. Se realizó drenaje del empiema mediante sonda pleural, nefroureterectomía izquierda y cistolitotomía. El empleo del catéter doble J es prioritario en la gran mayoría de los procedimientos endourológicos, y el seguimiento a tales pacientes resulta crucial para evitar las complicaciones de su uso. Los catéteres retenidos son un problema infrecuente que ocurre por una amplia variedad de razones y que pueden asociarse a morbilidades, incluso con desenlace fatal en algunos casos. El manejo de la incrustación o calcificación va a depender de la presentación clínica, del tiempo de evolución y de los recursos con los que se dispongan en la Unidad de Atención.

Palabras clave: Absceso catéter doble J complicaciones toraco-abdominal México.

2013-11-13   |   802 visitas   |   1 valoraciones

Vol. 73 Núm.5. Septiembre-Octubre 2013 Pags. 277-280 Rev Mex Urol 2013; 73(5)