Deficiencia de vitamina A, xeroftalmia y ceguera nocturna.

A propósito de 3 casos 

Autores: Cáceres Toledo Odalys, Barreto Penié Jesús, Cáceres Toledo María, Márquez Fernández Melba, La O Lozano Yarlins, Hernández Soto Yamila

Fragmento

INTRODUCCIÓN La ceguera nocturna es la dificultad visual en un ambiente oscurecido, sea la noche o una habitación iluminada inadecuadamente. La ceguera nocturna se desarrolla rápidamente, pero puede recuperarse con la terapia vitamínica sustitutiva sin dejar secuelas. No obstante, el diagnóstico tardío de esta condición puede conducir al paciente a la ceguera permanente y la pérdida del ojo. Se reconocen causas tanto congénitas como adquiridas de ceguera nocturna. La Tabla 1 expone algunas de ellas. De todas las relacionadas, la deficiencia de vitamina A es una de las causas adquiridas (léase secundarias) determinantes de ceguera nocturna. Lo que distingue a los estados deficientes de vitamina A de otras causas de ceguera nocturna es la reversibilidad de las manifestaciones clínicas oculares después de suplementación con dosis especificadas de la vitamina. Es por ello que el tratamiento, erradicación y eventualmente la prevención de la ceguera nocturna, la xeroftalmía y la ceguera permanente derivadas de los estados deficitarios de vitamina A se han constituido en prioridades de intervención de las Naciones Unidas y las organizaciones integradas dentro de este sistema. Junto con las deficiencias de hierro (que causan anemia) y yodo (que resultan en retraso mental), las carencias de vitamina A se incluyen dentro de la denominada “hambre oculta”. La suplementación de poblaciones enteras de niños en todo el mundo con vitamina A ha sido una de las intervenciones más exitosas de las Naciones Unidas en la reducción de la mortalidad infantil, a la par del programa básico de inmunización, la terapia de rehidratación oral, y la colocación de mosquiteros para protección contra la malaria.

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2014-01-21   |   2,601 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 23 Núm.2. Julio-Diciembre 2013 Pags. 338-349 Rev Cubana Aliment Nutr 2013; 23(2)