Cultura general integral para el médico general integral

Autores: Espinosa Álvarez René Faustino, López Espinosa José Antonio

Fragmento

El hecho de convertirse en médico trae consigo el compromiso de aprender durante toda la vida. Con independencia de la necesidad de contar desde el inicio del ejercicio profesional con bases científicas firmes, no solo para estar preparado para la adquisición y aplicación de los nuevos conocimientos, sino también para buscar nuevas soluciones a los múltiples problemas aún sin resolver, el médico debe estar también capacitado para transmitir sus experiencias prácticas a las generaciones que le suceden. En este contexto es de suma importancia el conocimiento del concepto de ciencia, es decir, el conocimiento cierto de las cosas dadas por sus principios y causas y el comportamiento de esta en la historia, o sea, en la continuidad de los hechos científicos en las condiciones sociales en las cuales estos se producen. Tampoco se puede perder de vista el significado de la historia de las ciencias en general y de la Medicina en particular, como condición previa para llevar a vías de hecho con efectividad la función ostensible del médico de preservar, promover y recuperar la salud de los miembros de la sociedad de la cual él también forma parte. Cuando en el siglo II el médico griego Areteo (81-138) realizó la primera caracterización y enfatizó en la sintomatología de una afección a la que llamó diabetes, sentó los fundamentos para que los especialistas consagrados a su control durante diferentes épocas posteriores a la suya, se orientaran cada vez mejor en su labor preventivo-curativa como parte de la lucha contra este mal. Asimismo cuando en el siglo XVII Robert Boyle (1627-1691) demostró los efectos de la elasticidad, la compresibilidad y el peso del aire y estudió su papel en la respiración, puso en evidencia la historia de esa función fisiológica, a la vez que demostró lo esencial del aire para la vida.

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2009-01-28   |   1,577 visitas   |   1 valoraciones

Vol. 24 Núm.4. Octubre-Diciembre 2008 Pags. Rev Cubana Med Gen Integr 2008; 24(4)