El primer congreso médico celebrado en Cuba

Autores: Espinosa Álvarez René Faustino, López Espinosa José Antonio

Fragmento

Durante la segunda mitad de la década de 1880, las Academias de Medicina habían comenzado a dejar de ser los foros principales para exponer y debatir los conceptos de los amantes de la ciencia, residentes dentro del tan estrecho marco de una ciudad. El crecimiento de la literatura médica las había hecho ya insuficientes para asumir el considerable número de trabajos que entonces se generaba. De ahí que, con la espontaneidad propia de las cosas necesarias, surgieron los congresos a modo de reunión, no solo ya de los médicos de una ciudad dada, sino de los de todo un pueblo y hasta los de todos los pueblos que entendían de Medicina. Cuba también marchaba en aquella época en pos de ese movimiento científico, porque contaba con una generación entusiasta de médicos de sólida formación, que había demostrado ser capaz de perfeccionar los estudios universitarios, de fundar una Academia de Ciencias y de crear una Sociedad de Estudios Clínicos, entre otros muchos de sus logros. Si bien era en esas instituciones, ubicadas en La Habana, donde se revelaba con mayor evidencia el progreso científico de la isla, había también médicos que ejercían en diversos puntos del interior, cuyo desempeño, a nivel local, era de un valor inapreciable y apenas se conocía. Estos fueron los principales argumentos con los que el doctor Enrique López Veitía, un laborioso médico cubano que sentía gran amor por la ciencia y fue un pilar en el desarrollo inicial de la oftalmología en el territorio nacional, justificó la propuesta que presentó en la sesión ordinaria de la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana, celebrada el 6 de septiembre de 1888, consistente en organizar en la capital un congreso médico con la participación de galenos de otras regiones del país. Esta iniciativa se sometió a votación y se aprobó por unanimidad.

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2011-02-21   |   715 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 26 Núm.4. Octubre-Diciembre 2010 Pags. Rev Cubana Med Gen Integr 2010; 26(4)